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Inicios del proyecto, ¿cómo y cuando surge?
TRN
surge de una manera un tanto inmediata y a partir de una reflexión de carácter
contextual. Desde que vivimos y estudiamos en Granada hemos visto como la red
de espacios culturales dedicados al arte contemporáneo ha ido mermando o como
otras estructuras sufrían procesos de presión, e incluso de cierto asedio, para
imponer políticas culturales de carácter más conservador. Seguimos y apoyamos
la “resistencia” del Centro José Guerrero a su cierre, por ejemplo, un proceso
en el que el sector cultural y la ciudadanía en general se implicaron
fuertemente constituyendo una plataforma a favor de la continuidad de su
proyecto cultural. Observar este proceso hizo que nos convenciéramos de la
necesidad de generar espacios de encuentro para contribuir a que las redes de
agentes culturales de la ciudad –Granada- pudieran compartir un lugar donde
seguir conversando y generando actividad.
Luego,
somos personas con escasos recursos y con unos medios muy limitados, pero esto,
más que coartarnos, servía de estímulo. A principios de diciembre del 2010 nos
mudamos a una casa en la barriada granadina de La Chana. Disponía de un salón,
utilizado hasta entonces como trastero, y después de una cena pensamos que
podía ser el sitio idóneo para abrir un espacio y generar programación
cultural. Además, la casa tenía un patio trasero, guardado por una gran
palmera, que seguro animaría cualquier encuentro. Unas manos de pintura en
paredes y suelo, una caja de luz en la fachada y un nombre: TRN (no significa
nada, pero nos sonaba a TeRreNo, TRaNsdisciplinar, TRaNsexual, TRaNsfronterizo,
etc.). Dimos de alta un blog (www.trn-lab.info) y mandamos a nuestra lista de amigos el plan: abrir la casa una vez al
mes para presentar y celebrar un proyecto artístico específico. Les invitábamos también a hacer propuestas.
De ahí surgió más o menos la programación continua de TRN. Seguimos recibiendo
propuestas y la casa se abre ahora más veces al mes.
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¿Y cómo es lo de crear un sitio así en una casa de alquiler... y en la
chana?
Pues,
como decíamos, es el resultado de la inmediatez, de lo
que teníamos en nuestras manos, desde el principio no
nos parecía un handicap estar en un barrio periférico. Al
contrario, nos atraía la idea de estar por así decirlo "en
tierra de nadie" entre el centro de la ciudad donde se encuentran casi
todas las ofertas culturales y la Facultad de BBAA o la Escuela de
Arquitectura, centros a los que estamos vinculados.
Nos preocupaba caer en cierta apatía o desgana
por generar movimiento en la ciudad, así que el énfasis lo ponemos en la
gestión y coordinación, y en aprovechar el poco o mucho capital del que
disponemos: cierto conocimiento del sector cultural en la ciudad, las redes de amigos,
un espacio en desuso y unas parejas que se implican y permiten que le robemos
tiempo.
Aunque, el proyecto se muestra al barrio, no
hemos avanzado mucho en abrir programas de colaboración con él. La verdad es
que la cuestión de la inversión de tiempo que requiere esto nos limita, ya que
nos pusimos una condición: no queríamos que
nos absorbiese totalmente TRN, ya que tenemos cada uno de nosotros
nuestras dedicaciones.
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¿Qué otros espacios puede 'invadir' vuestro proyecto cuando sale afuera?
Definimos
TRN como un proyecto nómada, aunque no nos hemos movido ni un pelo, por ahora.
Pero nos parecía conveniente que, si marchamos de la casa, o se presenta la
oportunidad de proyectar algo en cualquier otro sitio, esto pudiera entrar
dentro del proyecto. También intentamos con ello, desvincularnos un poco de la
necesidad espacial y que la iniciativa pudiera ser más flexible. Así, cualquier
espacio es susceptible de ser invadido. NO está pensado para que sólo
pudiese existir en c/ Huéscar nº28. Hasta el armario de tu casa podría ser
digno de intervención. Si te interesa y lo propones, ¿por qué no?.
Por
cierto, en estos momentos tenemos un proyecto en marcha "Artistas que se
exponen" que saldrá a las calles de la Chana donde
se producirán distintas intervenciones que luego se documentarán
y recogerán en el espacio de la casa.
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Por lo que leo, el espacio surge como necesidad de lugares de espacios de
creación, porque estos desaparecen en Granada. ¿Tan mal está la cosa en una
ciudad tradicionalmente muy cultural y con ganas?
Como
decíamos, van desapareciendo espacios institucionales, han cerrado
muchas galerías e iniciativas privadas ajenas a
toda subvención y se están produciendo desde hace tiempo distintos
recortes a los recursos de centros, museos, etc. Bueno, son momentos, caen
cosas pero tampoco queremos mantener una actitud negativa o reactiva, en todo
caso propositiva. La cultura es un ser vivo que necesita regenerarse como
cualquier cuerpo y si perdemos parte de ello habrá que hacer
todo lo posible para generar otros órganos o cuerpos.
Hemos
querido aportar algo a la regeneración del tejido cultural granadino, muy
modestamente, e intentar comunicar la iniciativa para ver si se reproduce de
distintas maneras.
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Habláis de proyectos amateur, pero lo que veo en fotos o vídeos no tiene tanta
pinta amateur y son interesantes.... ¿No?
Es
amateur en tanto que los recursos son limitados, estamos en un barrio humilde,
no tenemos ánimo de lucro, tendemos a generar proyectos con
lo mínimo posible. Pero tratamos cada proyecto de la manera más
profesional que podemos hacerlo. Las personas que han intervenido y generado
proyectos en la casa tienen una carrera profesional, están dedicados a generar
cultura, por lo que se generan experiencias muy significativas, que bien
podrían presentarse en otros espacios con más recursos o posicionadas en el
ámbito profesional.
También
nos referimos a que no queremos profesionalizar nuestra práctica, que crezca y
tener que hacer gestión, por ejemplo, de ayudas, subvenciones, etc. no era esa
la línea pensada. Esto es más bien un pasatiempo con conciencia, hay quien le
da a la escalada, o quien se involucra en una cooperativa agroecológica, pues
bien, además de gustarnos esas cosas, nosotros nos propusimos esta tarea, es
algo en lo que creemos y que entendemos que parte de una filosofía y un
posicionamiento político respecto a la cultura que nos interesa mantener.
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¿Cómo decidís a qué artistas invitáis al sitio? ¿Os basáis en algo en concreto,
son gustos, amigos...?
La
elección ha sido bastante intuitiva y/o caprichosa. El proyecto tiene un ámbito
de actuación eminentemente local. Generalmente partimos de invitar a gente de
la que nos interesa y admiramos su trabajo. Muchos de ellos son amigos o
conocidos, con otros tenemos simplemente algún lazo común. Granada es una
ciudad media, no muy difícil de abarcar. A estos amigos les lanzamos la
sugerencia de idear un proyecto en TRN, y si se muestran disponibles intentamos
complicarles algo la vida, proponiéndoles alguna situación que les haga salir
de su itinerario de trabajo habitual. Consideramos que el funcionamiento de TRN
debe asemejarse al de un laboratorio experimental por lo que intentamos
provocar que se den proyectos insólitos. Una fórmula que hemos utilizado es la
de generar colaboraciones entre artistas u otros agentes culturales para
desarrollar un proyecto específico en común. Intentamos que se den sinergias
entre creadores invitándoles a generar diálogos entre sus poéticas personales.
En muchas ocasiones no hay un punto de partida cercano entre ellos, lo que da
lugar a engendros curiosos. Por otra parte, nos encanta que nos den sorpresas y
procuramos no saber ni qué ni cómo están trabajando hasta
el día del montaje. Cuando desarrollamos otros proyectos para ámbitos
institucionales o profesionales generamos un exceso de control sobre el
trabajo, que linda a veces con la auto-explotación, asunto que intentamos
evitar en TRN. Abandonarnos al placer de la sorpresa era uno de los objetivos
del proyecto, eso sí, siempre atentos a lo que los artistas puedan necesitar.
Cariño que no les falte.
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¿Hay sólo artistas granadinos o también son de otras partes?
Hay
artistas que nacieron una calle más abajo, en la Chana, artistas granadinos,
residentes en la ciudad, antiguos estudiantes de la Facultad de Bellas Artes o
Arquitectura que viven en otras ciudades o que trabajan aquí,
pero todos los que van pasando por TRN tienen algún lazo con la
ciudad. Nos apetecía hacer algo con artistas que conociesen y sintiesen
afinidad con el contexto granadino, que pudiesen convocar a sus redes sociales
y culturales, y hacer de la casa su punto de encuentro.
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Cumplís pronto vuestro primer aniversario, ¿Qué balance hacéis de este primer
año? ¿Ha ido como esperábais?
La
verdad es que no teníamos muchas expectativas de antemano, es decir, que no
sabíamos muy bien si este asunto tendría acogida y si podría funcionar.
Consultamos a algunas personas de confianza, nos animaron y lo hicimos sin más.
Se puede hacer gestión y muchos aprendizajes del fracaso, si es que existe en
términos absolutos, por lo que confiamos en actuar con cierta temeridad. Nos
quedaría por hacer el ejercicio de auto-evaluar lo realizado hasta ahora, pero
sentimos -y así nos han hecho saber- que TRN es ya un proyecto necesario en la
ciudad y mucha gente reclama su continuidad. En esto, ha superado cualquier
pronóstico, estamos disfrutando mucho de/en TRN y vemos como en cada
presentación visitan y participan gente nueva que disfruta y agradece la
iniciativa. El balance es muy positivo pero, como decíamos, nos quedan por
evaluar otros aspectos más críticos: la sostenibilidad, la implicación del
barrio, la renovación del programa cultural, el alcance de la difusión,
etc.
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¿Cuáles son vuestros 2-3 momentos preferidos de ese primer año?
La
verdad es que la gran implicación de los invitados, y el cariño que también
recibimos hace que sea muy difícil reseñar algún momento. Quizás los momentos
más interesantes y entrañables son las sesiones de montaje, cuando compartimos
un puchero, una papas fritas, o un simple café, en esos momentos surgen
conversaciones muy enriquecedoras y agradables, que dan lugar a que nos
conozcamos mejor, a discutir intereses y a ganar confianza. Es una buena forma
de hacer crecer la red de amigos o de afianzar las relaciones existentes.
Claro,
la buena fiesta en la que se convierten cada una de las presentaciones también
es un asunto reseñable. Sí, nos gusta la fiesta.
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Si funcionáis sin ánimo de lucro... ¿Cómo sobrevivís? ¿Y cómo sobrevive el
espacio?
Sobrevivimos,
con un sueldo por un lado, y por el otro, con el sueldo de los padres. Es
decir, que invertimos dinero de nuestro bolsillo. Luego, cuando abrimos la casa
disponemos de una hucha para que todo el que quiera colaborar pueda hacer
alguna aportación. Y al final, resulta que la iniciativa se ha socializado de
alguna manera en lo que respecta a compartir gastos, y son muchos los artistas
que contribuyen aportando, no solo su trabajo, sino también recursos para
sufragar las presentaciones o contribuyen generando alguna obra seriada que
posteriormente ponemos en venta para recaudar fondos. En fin, la red de
colaboración y la generosidad de todas las personas involucradas en TRN son una
característica fundamental de la iniciativa. La definimos como sin ánimo de lucro,
y así es, cualquier aportación se reinvierte en la producción de alguna
actividad o proyecto.
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¿Es mejor lo de no buscar sacar dinero de un proyecto así para que las cosas
vayan de otra manera, más libres y sin compromisos? ¿No habéis pedido ayudas
públicas?
No.
Renunciamos deliberadamente a gestionar ayudas públicas. Ni nos interesa
invertir el tiempo en ello, ni queremos proyectar en función de un intangible
como es la promesa de una ayuda. Preferimos proyectar en función de los medios
que de por si tenemos, intentando maximizar el rendimiento de los mismos.
Tampoco es que estemos en contra del sistema de ayudas, todo lo contrario, nos
parece que debe haber un compromiso real de las administraciones públicas por
cuidar la cultura, sus agentes, y evitar políticas voluntaristas o incluso
precarias. Luego entendemos que esa libertad, o autonomía, pasa por tener un
posicionamiento claro respecto a tus interlocutores, y ser coherentes y
conscientes del punto en el que te sitúas respecto a ellos. Pero en el caso de
TRN queríamos que la fórmula doméstica
impregnara el funcionamiento del proyecto, es decir, nos interesaba trabajar
con lo inmediato, con lo que uno dispone en casa, y no fantasear con obtener
recursos externos. Como no nos planteamos TRN como un proyecto alimentario,
esto nos libra de tener que generar suficientes beneficios, nos basta con no
perder demasiado dinero.
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¿Qué petición hacéis para los próximos meses y años hacia vuestro proyecto?
Salud,
amor y recursos. Tenemos proyectado continuar con TRN, tal y como lo concebimos
ahora, hasta julio de 2012. Después pararemos, evaluaremos, y decidiremos la
continuidad que puede tener el proyecto. Quizás TRN se convierta en algo
radicalmente distinto, quizás nos movamos alguno a otra ciudad (¿por qué no un
TRN en Varsovia?), quizás paremos un
tiempo, veremos. No es el primer proyecto que generamos en la ciudad, ni seguro
que el último, así que lo fundamental es que la experiencia siga convocando e
interesando, y que de alguna forma pueda ofrecer unos modos de hacer que sean
apropiados y re-articulados por otras personas o grupos. Sí, este sería un buen
deseo, que el proyecto sirviera para motivar y generar nuevas iniciativas en la
ciudad, es decir, que pudiera tener una “onda expansiva”.
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Por último: ¿Qué otros espacios culturales similares (o no) al vuestro nos
recomendáis?
¿Nos permitís una lista ilógica e
inconclusa de algunos espacios cercanos?. Aulabierta.info, La sonrisa de la
ballesta, Off Limits, La Casa Invisible, Proyecto Rampa, Noestudio, Patio
Maravillas, Milivingroom, Espacio Tangente, Alg-a Lab, Biziak, Halfhouse, RMS
El Espacio, Enmedio, Tabacalera, Can Masdeu, etc.